jueves, 14 de mayo de 2009

Yo mismo

No tengo perdón. Año y medio sin actualizar esta bitácora. Soy un vago repugnante. Debo dedicarme esta entrada a mí y a mi dejadez. Lo siento, Joaquín: hoy tampoco te toca.

jueves, 8 de noviembre de 2007

El femin-istmo

Porque ustedes lo solicitaron hoy voy a hablar del fenómeno del feminismo. No, no he cometido un error al escribir el título de la entrada. Resulta que, desde mi punto de vista, el feminismo es como el trozo de tierra que une el país del lesbianismo con el del puterío. Me explico:

En sus orígenes, el feminismo fue un movimiento principalmente participado por dos tipos de mujeres, ambos en pos de la igualdad:

1.- El tipo de mujer tan casquivana que quiso justificar su proceder asemejándolo al de los machos de su especie
2.- El tipo de mujer que, de facto, se siente hombre

Un claro ejemplo de ambas cosas es el que encontramos en la figura de Mary Wollstonecraft, escritora británica del siglo XVIII, madre de Mary Shelley (la autora de Frankenstein) y considerada por muchos y muchas y muches como madre del feminismo. No hay más que repasar su vida para percatarse de que la chicuela, desde joven, le daba a pelo y a pluma... pero además que mucho.

Lo que más curioso me resulta del tema es que las reivindicaciones que hacían estas primeras feministas no eran exageradas. Al fin y al cabo, únicamente reclamaban para su sexo la IGUALDAD: derecho al voto, a poder formar parte del ejército o a dedicar su vida a la política, a tener propiedades, a la igualdad fiscal, a la educación, a poder hablar en público de ciertos temas... o sea, derechos que, en la sociedad en la que vivimos, nos parecen naturales y que en aquel entonces no lo eran. Pues bien... lo consiguieron (gracias al Altísimo) y en el mundo Occidental, hoy por hoy, todos esos derechos nos parecen de cajón y no sólo disfrutables por cojones. ¡Un aplauso por ellas!

Peeeero... consiguieron algo más (dudo que lo hicieran a sabiendas). Consiguieron que, a los dos grupos de mujeres que iniciaron el movimiento, se les uniera un tercer grupo:

3.- El de los/las/les GILIPOLLAS

Y sí, queridos lectores, es este tercer grupo al que dirijo mi entrada de hoy. Tras la exitosa aunque sufrida, larga, dolorosa, no carente de derramamientos de sangre y exigente consecución de los primeros objetivos de las feministas originales, hubo un sector de la sociedad que quiso llegar aún más allá. Y empezó a desviarse de la primigenia reclamación de IGUALDAD para tratar de convencernos de la SUPERIORIDAD de las mujeres con respecto a los hombres.

Absolutamente ningún/a/e feministo/a/e al que consulte cualquiera de ustedes, le confesará que lo que se persigue es esa superioridad, pero de facto, es su primera y última aspiración, aunque se esfuercen en disfrazarlo de la justa reivindicación de aquella igualdad (que por cierto, ya está conseguida). ¿Cómo si no se puede entender que las asociaciones feministas aplaudan constantemente el oximorónico concepto de "discriminación positiva"? O que se congratularan por la aprobación de aquella absurda Ley de Paridad. ¿Ésa es la igualdad que persiguen? Y una mierda igualdad...

El problema es que el grupo social de los/las/les gilipollas es muy diverso y muy influyente. Y, como ha sucedido en el caso de las locas, están consiguiendo que ciertas actitudes se vean como normales, cuando de todo punto son un abuso.

Se ve clarísimo que, en caso de divorcio, la custodia se transfiera únicamente a la madre y que, independientemente de los ingresos de ésta, el ex-marido sea el que, en concepto de manutención, pague, pague y pague.

Es también socialmente aceptable, e incluso necesario, el tener que complicar innecesariamente nuestra expresión oral y escrita en aras de una posible evitación de ofensa (aplíquese el célebre adagio latino: "quien se pica, ajos come"). Como en esta bitácora de lo que se trata es precisamente de lo contrario, que conste que si añado aes, oes y és a ciertas palabras, lo hago a modo de burla, pues me cago en lo políticamente correcto.

Y hay más... seguro que usted, aguerrido y experimentado lector, tendrá sus experiencias propias en este campo. Si en algún momento se ha visto forzado a hacer algo absurdo o incluso se ha visto humillado por causas con origen en estas absurdas tesis, no tema: no está solo ni está enfermo. Simplemente es usted otra víctima más de esta sociedad tan influenciable e influenciada por el cada vez más amplio sector de los gilipollas.

Yo mismo, al escribir las dos últimas palabras del párrafo anterior, me he sentido tentado de incluir un par de arrobas: esos simbolitos tan cibernéticos y molones que los cursis gustan de utilizar para superponer la a y la o. Soberana soplapollez que, además de arruinar nuestra grafía, es muy popular entre l@s amantes de los políticamente correcto: de nuevo... los gilipollas.

Un argumento muy manido de est@s feminist@s gilipollas de ya no tan nuevo cuño es el de la opresión histórica del macho, el denominado Patriarcado. Y no digo yo que no tuviera razón de ser. Entender el feminismo como resultado de la aplicación de la tercera Ley de Newton (acción y reacción, para los de la L.O.G.S.E.) a la Historia de la Humanidad nos puede indicar que, si ha habido una predominancia machista... tenemos lo que nos merecemos. Pero desde este humilde rincón de la Red, me gustaría abogar por la ética aristotélica y buscar la virtud en el término medio.

Yo, por tocar los cojones y los ovarios, me voy a limitar sólo a constatar un hecho histórico tan irrefutable como el Patriarcado: desde que existe el sufragio universal en Occidente, hemos sufrido dos guerras mundiales.

Suele coincidir, además, que est@s gilipoll@s simpatizan con movimientos de alianzas de civilizaciones y demás gaitas; nos inflan las pelotas con la tolerancia, nuestros amigos orientales, los pobres palestinos, los no a la guerra de Irak, etc, etc. Y hoy mismo se publica en el periódico esta curiosa lección de un clérigo saudí. ¿Qué opinaran l@s gilipoll@s de sus amigos morunos? Pa mear y no echar gota...

Para acabar de ofender con hechos, propongo reflexionar sobre la constatación de que el término "feminismo" es MASCULINO. Me extraña que no haya habido ya ningún/a/e gilipollas que exija (que es un verbo muy utilizado por los tolerantes, ya hablaremos de ello) el cambio de género para la palabrita... Sabina, hoy me siento generoso y, en vez de meterme contigo, ahí te dejo una idea para que compongas alguno de tus temazos.

martes, 6 de noviembre de 2007

Cuando los hinchas nos hinchan

Fieles lectores

En la primera entrada de esta ventana abierta a la ofensa indiqué que sólo me iba a atener a dos reglas:

1.- Ofender sin medida...
2.- ...razonando en todo momento los motivos de mi inquina correspondiente

Así mismo expuse claramente:

"A todos los que deseen colaborar, les ruego se atengan a estas mismas reglas. Sobre todo si la causa de su animadversión es mi propia persona."

Pues bien, hace unos días, un cateto ha escrito un comentario en otra entrada ignorando mi ruego, faltándome al respeto sin razonar ningún porqué. La verdad es que, el comentario en sí, me la infla. Pero le reconozco un mérito: me ha dado una idea sobre la cuál escribir éste, mi actual escarnio. El tema no es otro que... el fútbol y sus amantes.

Queden ustedes tranquilos, volveré sobre los temas escogidos en la encuesta, pero no podía dejar pasar la ocasión de enlazar el comentario del cateto con un aspecto de la sociedad que me repugna sobremanera. También sé que muchos de ustedes, lectores y amantes de la ofensa, no comparten mis ideas. De la misma forma que le sucede al cateto con mi opinión sobre las locas, me consta que entre ustedes hay seguidores de diversos clubes de fútbol y que no estarán de acuerdo con el siguiente axioma: el fútbol es de paletos.

Procedamos por partes...

El fútbol, en sí, no deja de ser un deporte más. Un juego. Una forma de distraerse y de cultivar el cuerpo, de curarse en salud. Eso no lo discutiré. Ahora, que una horda de energúmenos supediten su estado de ánimo a la victoria o derrota de "su" equipo y que, incluso, estén dispuestos a jugarse la vida vistiendo "sus" colores en el campo de juego enemigo... eso no lo puedo entender.

He tenido esta conversación con buenos amigos míos, que me han intentado hacer comprender que la pasión que sienten por "sus" equipos parte del sentimiento de pertenencia al grupo, un gregario proceder similar al que se puede sentir como ciudadano amante de su nación, como afiliado a un partido político, como integrante de una tribu. Estos amigos consideran el fútbol como la moderna vía de escape a la brutal naturaleza violenta del ser humano (en especial del macho). De la misma forma que en la Antigüedad existían las luchas de gladiadores, los torneos o los duelos a muerte, nuestra progresiva desanimalización ha desembocado en los clubes de fútbol: es decir, que somos los mismos perros con distintos collares.

Todo esto me resulta difícil de digerir.

La pasión por un equipo de fútbol no puede compararse al patriotismo. Es cierto que en ambos casos existen símbolos y banderas pero no significan lo mismo. La bandera y el escudo de una nación están íntimamente asociados a la Historia y cultura de todos los nacidos bajo su amparo. No es el hecho de nacer en un sitio concreto, sino la interrelación entre el espacio físico y el Tiempo lo que dotan de significado a los símbolos. En un equipo de fútbol... existe la Historia (corta), también existe un espacio físico (el estadio local)... pero es difícil enlazar estos conceptos con una bandera o con unos colores. Un equipo de fútbol, por definición, no tiene cultura propia puesto que no es su razón de ser. Cuando uno ama a su país, lo que ama no es su bandera, sino lo que ella representa: esa Historia, esa cultura común... ¿qué representa la bandera de un equipo?

La afición por un equipo difícilmente puede comprenderse como ideología, pues un club de fútbol carece de ella. Por lo tanto... ¿qué es lo que hace que tanta gente sienta esa querencia irracional que en casos llega a derramar lágrimas y sudor? La estrategia que sigue un equipo cambia con el entrenador. Su capacidad de juego, cambia con los deportistas titulares. A veces, incluso, un jugador que una temporada es venerado por la afición del equipo en el que juega, a la temporada siguiente, se ve demonizado por los mismos individuos, al firmar un contrato más jugoso por un conjunto enemigo. Y se le acusa de traidor. Pero... ¿no estamos hablando de fútbol profesional? Y... ¿no aceptaríamos todos mejoras salariales en nuestras profesiones? Máxime si se trata de hacer exactamente lo mismo pero en otra empresa.

¿Fue Gordillo peor jugador cuando abandonó al Betis de su vida por jugar en el Real Madrid? ¿y Luis Enrique, que cometió la atrocidad de abandonar el equipo blanco por el azulgrana? ¿y Figo?

No, que no me lo trago. Si alguien asevera "a mí me gusta el fútbol: soy del Osasuna", no me lo trago. Tú serás un PALETO que se siente atraído (por historia familiar, porque te gustan los colores o porque te lo exige tu novia) por el Osasuna. Porque ésa es otra... "no, yo soy del Depor, y después, del Barça". ¿Cómo se come eso? Si realmente hubiera gente a la que le gustara el fútbol, no "serían" de ningún equipo. Porque... si lo que gusta es el fútbol ¿qué más da quién juegue?

Conozco memos que dicen "yo soy del Atleti, que es el equipo de los pobres. El Real Madrid es para los ricos". Manda cojones. De la misma manera que manda cojones que el segundo equipo de Barcelona se llame Español (o Espanyol, como gusten de llamarlo), ahora que hay tanto meapilas por allí. Supongo que en breve Carod exigirá el cambio de nombre: Real Club Sportiú Catalá. Y punto pelota, pelota Tango España.

Sí, amigos, sí. Tanto me jode que se llenen las calles de maricas como que se llenen de paletos. Y no puedo resistirme a terminar esta entrada uniendo mis dos "pasiones": Sabina y el fútbol.

Aquí me pongo a contar
motivos de un sentimiento
que no se puede explicar.
Y eso que no doy el tipo
del hincha que rompe piernas
por defender a su equipo.
Para entender lo que pasa
hay que haber llorado dentro
del Calderón, que es mi casa.
o del Metropolitano,
donde lloraba mi abuelo
con mi papá de la mano.
Por una vez Sabina y yo estamos de acuerdo: el sentimiento rojiblanco no se puede explicar. Y si un sentimiento no se puede explicar (y me viene con la mandanga del lloro) una de dos, o estamos ante un enamorado, o ante un gilipollas.
Y esta frase resume todo:
No me preguntes por qué
los colores rojiblancos
van con mi forma de ser.
La forma de ser de Sabina pega con lo rojiblanco. No le insultaré hoy. No más.

jueves, 11 de octubre de 2007

Ceregumil para el que lo necesite

A petición de un buen amigo mío, y dado que la encuesta aún no ha acabado, he decidido dedicar esta entrada al Ceregumil y a aquellos que lo vienen reclamando como producto esencial para saber vivir como demócrata.

El Ceregumil es un jarabe que inventó un farmacéutico granadino, llamado Bernabé Fernández, allá por 1907. En un principio este tónico natural elaborado a base de legumbres y cereales, nació con el propósito de complementar la deficiente alimentación de la población de aquellos años. Ya se sabe que, a principios de siglo, la gente tenía la mala costumbre de morirse por cualquier cosa: no existía la penicilina ni ningún otro tipo de antibiótico y la higiene era un concepto que no estaba reservado ni siquiera a las clases más altas, a las que le cantaba el alerón como a cualquiera.

En España, en 1907, reinaba Alfonso XIII y obtuvo la victoria en las elecciones el conservador Antonio Maura. En Cataluña los dos principales partidos eran Solidaridat Catalana (con el conservador y nacionalista catalán Cambó a la cabeza) y Unión Republicana (liderado por el, en aquel entonces izquierdista y republicano, Lerroux). Pues bien... el partido de Cambó ganó en Cataluña. Y se lió una buena en 1909.

Resulta que en 1904 Inglaterra y Francia decidieron repartir el bacalao de las colonias del norte de África y sur de Europa (no olvidamos Gibraltar) y le encomendaron al Reino de España la misión de ayudar a Marruecos a salir de su miseria. Pero claro, los moros y los españoles nunca nos hemos llevado demasiado bien. Y nos liamos a tiros.

En 1909, mientras que unos obreros españoles trabajan en la construcción de un ferrocarril en Melilla, unos moritos decidieron atacarles. Y claro, al presidente Maura se le hincharon las narices y comenzó a demostrar a aquellos desagradecidos quién mandaba allí. Y comenzó la guerra de Marruecos.

Y en Barcelona, donde por aquel entonces vivía Rafael Bardem, ínclito abuelo del capullo con piernas Javier Bardem, pues comenzaron a darse muestras de repulsa a la violencia, gritos de "No a la Guerra" y demás mandangas...

¿Qué pasó? Que los obreros fueron movilizados por los "pacifistas" alegando que aquellos que iban a morir en Marruecos eran trabajadores como ellos... y soldados de reemplazo... y que a eso no había derecho. Y patatín y patatán... se lió la gorda: lo que se ha dado en llamar "La Semana Trágica de Barcelona"

El lunes había huelga (creo que ASAJA aún no existía) porque a los obreros se les trataba mal y se les enviaba a la guerra. El martes el ánimo ya se caldeó más y comenzaron a acusar a la Iglesia Católica y ya se empezaron a quemar iglesias, conventos y colegios. Los obreros pacifistas desenterraban los cuerpos de las monjas en los cementerios de los conventos y bailaban con ellos, a modo de burla. Y así toda la semanita, mientras el ejército y las fuerzas y cuerpos de seguridad trataban de acabar con la revuelta.

¿Y después? Pues nada, lo de siempre en este país: una "brutal" represión. Y aquí comienza la memoria histórica...

Porque unos años más tarde se volvió a repetir el asunto (voy a obviar el cuanto menos curioso advenimiento de la II República y el resultado de las elecciones de 1936). Tras las elecciones de 1933, el partido más votado, la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) hubo de formar gobierno con el Partido Radical del controvertido Lerroux. El Presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, que siempre trataba de quedar bien con todos, formaba y desmontaba gobiernos. Y las izquierdas (especialmente el PSOE) que estaban un poco molestos con el hecho de haber perdido las elecciones, comenzaron a berrear la necesidad de repetirlas. Como el caso es que lo de hacer y deshacer gobiernos es una cosa no demasiado operativa pero legal, pues el Presidente Alcalá-Zamora les hizo justito caso. Y como de costumbre, en aras de la paz, la libertad, la fraternidad, la justicia social, el bien de la humanidad y otras zarandajas, pues los izquierdosos se liaron la manta a la cabeza:

- En Cataluña, el miserable Companys de Esquerra Republicana de Catalunya, se proclamó el Estado Catalán. El gobierno central reaccionó rápidamente y el ejército detuvo la locura, anulando el estatuto de Autonomía Catalán.

-En Asturias, la CNT, la UGT, el PSOE asturiano, el PCE y otros tristes, como el BOC (Bloque Obrero Campesino) la liaron más gorda. Porque en Asturias hay muchas minas y muchos mineros. Y estos últimos tienen dinamita; que normalmente usan para trabajar, oye, pero que si les da por hacer otra cosa (como vendérsela a terroristas o algo) pues pueden hacer daño. Y así fue, que se liaron a tiros con la Guardia Civil, con las iglesias y con todo aquel que se opusiera al paraíso de libertad que se acababa de proclamar: la República Socialista Asturiana. Durante un par de semanas allí la cosa estuvo muy, pero que muy tensa. Pero al final el ejército consiguió hacerse con el control y devolver la situación a la legalidad republicana. Curiosamente uno de los artífices de este hito fue el General Franco, que después hubo de rebelarse contra esa misma legalidad, por motivos distintos.

La memoria es lo que tiene... que nos puede fallar a veces y que conviene no perderla. El Ceregumil, con su aporte adicional de fósforo e hierro, nos puede ayudar. Lo que creo que no ayuda en absoluto a recuperar la memoria es limitarse a recordar sólo parte de ésta.

La Historia es interesante, a veces divertida, a veces todo lo contrario; en ocasiones nos llena de orgullo y de satisfacción. En otras, es amarga y hasta duele. Pero está ahí: la Historia es la Historia, y como decía aquél, el que no la conoce está condenado a repetirla.

Precisamente por eso creo que es importante conocer la Historia: pero desde la perspectiva que nos da el hecho de que todo aquello ha sucedido en el pasado, trabajando en el presente para que en el futuro no se repitan los acontecimientos dolorosos. Revisar la Historia siempre tiene algo de subjetividad, pues si no somos objetivos en el presente que vivimos... ¿cómo pretendemos serlo en algo que ni siquiera hemos experimentado?

Pero hay vilezas repugnantes. Una de ellas la llamada "Ley de Memoria Histórica" que pretende "reconocer y ampliar derechos en favor de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas o ideológicas, durante la Guerra Civil y la Dictadura, promover su reparación moral y la recuperación de su memoria personal y familiar, y adoptar medidas complementarias destinadas a suprimir elementos de división entre los ciudadanos, todo ello con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones de españoles en torno a los principios, valores y libertades constitucionales."

Esta iniciativa, que en principio es loable, presenta varios peros:

1.- ¿Por qué lo limitamos a la Guerra Civil y a la Dictadura? ¿no existía antes España? Que digo yo que antes también hubo personas que padecieron persecución o violencia por razones políticas o ideológicas (y hasta religiosas, que se les ha olvidado ponerlo) y que también tendrán derecho a ser "reparados" ¿no?
2.- Leyendo en detalle la Ley nos encontramos joyas como la que sigue (en referencia al Valle de los Caídos): "En ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo". Que digo yo entonces que cuando aprueben esta Ley, prohibirán también las fiestas del PCE en Madrid, ¿no?
3.- Resulta que en el artículo 20 de la Ley se concede la nacionalidad española a los integrantes de las Brigadas Internacionales. Que digo yo que los integrantes de la Legión Cóndor que tan simpáticamente bombardearon nuestras tierras, o a tantos otros italianos que lucharon en el bando Nacional, tambíén les haría ilusión tener D.N.I. español, como si hubieran nacido en Calasparra.

Hay más peros, PERO no me apetece seguir enumerándolos. Por ir concluyendo sacaré las siguientes conclusiones:

1.- La Memoria Histórica es una basura que esconde el extraño objetivo de retorcer la Historia misma
2.- El que quiera saber, que sepa, pero que sepa de todo
3.- Tenemos problemas más acuciantes en la España actual que recordar ciertos trozos sueltos de nuestro pasado, empezando por la intención de crear un nuevo Estado Catalán, un nuevo Estado Vasco y no sé qué más sandeces.

Quizá, por conocer la historia, debamos estar condenados a repetirla. Quizá debiéramos suspender de inmediato los Estatutos de Autonomía que atentan contra la unidad de España. Quizá deberíamos preguntar a nuestros mayores, los que vivieron la Guerra Civil, si ahora se puede hacer algo para "repararlos". Quizá.

De momento me limito a recetar Ceregumil para todos. Y atreviéndome a hacer un poema, emulando al maestro Joaquín Sabina, termino:

Ceregumil, aguas mil
como en Abril, Ceregumil
el memorión, mogollón
mola un montón, un montón

lunes, 8 de octubre de 2007

Las locas

Entiéndaseme bien. No tengo nada en contra de la homosexualidad, pues me parece un trastorno mental como otro cualquiera. Es más, un trastorno del que ninguno estamos libres de sufrir. Ofender a los homosexuales en general sería como ofender a toda la comunidad de esquizofrénicos. Bastante tienen ya ellos con sufrir lo suyo como para que tengamos que venir otros (que también sufrimos nuestros trastornos, no lo niego) a soltarles la charla. Pero hay una cosa que sí que es digna de escarnio: las locas.


Como decía antes, afrentar a los enfermos no es de recibo. Sigamos con el ejemplo de los esquizofrénicos. En principio un esquizofrénico no es objetivo de crítica. Ahora, si ese enfermo agarra un puñal y se cepilla a alguien pues la cosa cambia. Y sí, su trastorno es atenuante, pero no justificante. A nadie se le ocurre decir "pobrecito, es que es esquizofrénico y claro, va en su naturaleza tratar de acabar con las voces que le persiguen. Si en el cumplimiento de su misión ha apiolado a dos o tres pues... hay que respetarle". ¿A que es una soplapollez en toda regla y deberíamos estar pidiendo la cárcel para el enfermo mental y el garrote vil para el que le defiende? Pues bien... sigamos adelante con el razonamiento.


Supongamos que un hatajo de memos (entre ellos varios esquizofrénicos reconocidos) comienzan a asociarse y a crear grupos de presión en los que se defienden tesis tales como:


- La esquizofrenia es algo natural inherente al ser humano: nadie elige ser esquizofrénico y, por lo tanto, no es responsabilidad de uno el serlo.
- Es conocido por todo el mundo (aunque realmente no sea así) y avalado por miles de estudios científicos (aunque éstos realmente no existan) que la esquizofrenia es algo que experimentan multitud de especies animales. De hecho, hay una especie de mosquito autóctona del Congo cuyos individuos son esquizofrénicos en un 3%. O sea, que la esquizofrenia no es una característica exclusiva del ser humano: la Creación así lo dice.
- La esquizofrenia no es rara. Al fin y al cabo, para catalogar algo de "raro" tienes que tener un elemento comparador. Luego tiene que existir la normalidad. ¿Se puede definir la normalidad? ¿a que no? Pues ea, ahí lo tienes. Si no existe la normalidad es que no hay nada "raro".
- La esquizofrenia no te limita para nada: que no te equivoquen.
- Vive orgulloso de tu esquizofrenia, y no la consideres una enfermedad, puesto que lo primero es asumir que TÚ eres esquizofrénico y luchar porque la gente te acepte tal y como eres.


Ahora suena raro... ¿verdad? Y hasta nos parece una mamarrachada. Pero mezclen estas aseveraciones con una educación deficiente en el caldero del postmodernismo y aviven el fuego con la mayor presencia mediática posible y con una contundente muestra de rigor pseudo-científico. Y dejen que se caliente... a fuego lento. Con el tiempo, la sociedad futura lo verá natural. No sólo eso, sino que si hubiera algún valiente que tratara de volver al tiempo en el que todo aquello parecía una barbaridad, sería tachado de retrógrado, corto de mente, estrecho de miras y de... ¡¡¡enfermo mental!!! Paradójico, ¿a que sí?


Pues bien, éste es el proceso que ha sufrido la aceptación en masa del trastorno de la homosexualidad en nuestros días. Hace unos años (tampoco tantos) comenzaron a crearse esos grupos de presión de maricas (lo que los cursis llaman el lobby gay). Y de todos ellos, las locas son los que más molestan. Porque si bien el colectivo homosexual sufrió durante siglos una represión no justificada ahora estas locas están pasándose de rosca.


Es cierto que la homosexualidad es un trastorno que no debe servir de justificación para la marginación. Todo aquel que discrimina a un homosexual por su mera condición de maricón merece todo mi desprecio. Y que conste que en estas líneas utilizo el término maricón sin ánimo de ofender (curioso en esta bitácora, pero rigurosamente cierto). Si empleo esa voz, es porque es la que me enseñaron cuando era pequeño. Y, sinceramente, voy a mostrar el mismo respeto por las personas llamándolas gais, gays, homosexuales, maricas, bujarrones, afeminados o lo que se os pueda ocurrir. Si quisiera ofender (y bien saben ustedes que es lo que me gusta) añadiría otro calificativo.


A lo que íbamos: el homosexual merece mi respeto tanto como un fontanero, un arquitecto, un ciego o un sordo. Es más, un fontanero homosexual no suma la cantidad de respeto que le debo a un fontanero heterosexual y a un arquitecto homosexual por separado. No sé si me explico... pero por si acaso lo resumo: la orientación sexual de las personas, por sí sola, me la finfla.


PEEEERO... ¿qué sucedería si el lobby esquizofrénico pretendiera hacerse con las riendas del Ministerio de Educación? ¿qué sucedería si la O.N.C.E. comenzara a abogar por los derechos de sus asociados a ejercer de taxistas? Creo que eso desafiaría la lógica de cualquiera... ¿por qué no a todo el mundo le parece grotesco el que los homosexuales hagan campaña firme sobre su capacidad de ejercer de padres?


Pero vamos a ver. Un ciego no puede conducir, luego casi mejor que no se haga taxista. Un esquizofrénico percibe el mundo que le rodea de forma muy particular (qué coño, voy a atreverme a decirlo: percibe lo real y muchas cosas que no lo son). ¿Con esto diciendo que arrojemos a los ciegos por un acantilado y que apedreemos a los esquizofrénicos? No, no señor. Los ciegos y los esquizofrénicos son activos muy importantes en nuestra sociedad. Y, qué carajo, son seres humanos capaces de hacer muchas cosas. Pero con limitaciones.


Lo mismo debe de aplicarse a los homosexuales: todos los derechos, menos aquellos para los que no están capacitados (por propia definición). Y sé que tras esta sentencia muchos serán los que vengan a decirme "¿y las parejas heterosexuales que no pueden tener hijos?" "¿y los niños que se mueren de pena en los orfanatos? ¿no estarían mejor con alguien que les diera el cariño de un hogar?" "¿y los heterosexuales solteros que adoptan?".


Por partes:


- Que los heterosexuales solteros adopten me parece igualmente deleznable. Si un soltero o soltera o soltere se siente solo, que se compre un periquito. Debemos hacer primar los derechos de los niños por encima de los caprichos de los adultos. Un señor, señora o señore por sí solo, o sola o sole (con o sin mechero) NO TIENE DERECHO A TENER UN HIJO, UNA HIJA O UN HIJE. Puede tener, si lo desea, un gatito, un perrito, una escolopendra o cualquier otro tipo de animal de compañía. Pero un hijo NO.
- Los niños en los orfanatos... pues sí, es una pena. Es éste un mundo miserable en el que hemos venido a sufrir. Pero, oye, si tantos niños sufren en los orfanatos, ¿por qué nos los donamos a la ciencia o los matamos? No sé... es que normalmente, la gente que utiliza este manido argumento suele defender el aborto, la eutanasia, la investigación con células madre... "pues chico, qué más te da unos meses más o unos meses menos... te lo cargas y acabas con su sufrimiento y encima beneficias a la ciencia". Que no, hombre, que no. Que los niños no están en los orfanatos como paraguayas pochas en los puestos del mercado...
- El caso de las parejas heterosexuales que no pueden tener hijos es el único caso que veo justificado para la adopción. Y una vez más, no por el capricho de la pareja en cuestión, sino como un derecho de los niños a crecer y a ser educados y amados al calor de una familia. Los matrimonios con hijos que sufren la desgracia de la pérdida de uno de los progenitores no es asimilable al caso de una persona sola adoptando a una criatura. Me consta que entre mis lectores hay personas en esta situación y distan de ser personas incompletas. Pero ellas mismas aseguran su deseo de que su situación hubiera sido distinta. ¿Debemos condenar a los niños a una situación no deseada?


Esto último me recuerda el caso de las lesbianas de Washington. La barbaridad del caso sólo puede ser comprendida desde la extrema condescendencia que estas actuaciones suscitan en nuestra sociedad. Condescendencia fruto del retorcimiento moral al que estos grupos de presión nos vienen sometiendo de un tiempo a esta parte. Porque sí, a fecha de hoy, a casi cualquiera que les cuentes el caso de las lesbianas éstas, se sorprende y te contesta "hombre, eso ya es pasarse". Pero si seguimos por este camino... ¿quién nos garantiza que no salga alguien a defender el derecho de las madres a predefinir las taras de sus hijos como símbolo de libertad? Al fin y al cabo el argumento de poder "comprender y ayudar como nadie" ya no me parece ni a mí tan descabellado... ¿será que me está empezando a afectar tanta presión?


Bueno, y por ir acabando... ¿qué tiene todo esto que ver con las locas? Todo, lo tiene todo que ver. En este mundo ya hay cosas anormales que a ojos de cualquiera parecen normales. Las locas tienen gran parte de culpa. Los abanderados multicolor de los desfiles del Orgullo no dejan de ser enfermos mentales que hacen gala de su enfermedad, reclaman para sí derechos que no deben tener y encima fomentan la moral torticera del "todo vale". Las locas son una ofensa, y por ello, merecen la recíproca.


Las locas son una mala representación del colectivo de maricas. Aunque son las prueba más fehaciente de que la homosexualidad es un trastorno, una enfermedad y no una "opción natural". Si las locas fueran personas normales no se vestirían como gilipollas. Porque no se visten de mujer, no. Se visten de gilipollas. Para muestra, un botón:




(imagen extraída de forum.mundosonoro.com; rostro oculto para proteger la intimidad de la persona)

El sujeto de la foto es un claro ejemplo de loca. Que no digo yo que no esté en su derecho de vestir tacones, taparrabos de cuero con tachuelas, cresta, gafas de sol y un aro en la nariz como si fuera un buey. Perfectísimo derecho, oiga, no diré yo lo contrario. Ahora, que este tipo venga a decirme que es normal... mire usted que por ahí no paso. Y si alguien me pide que defina "normal", lo haré, una vez más, acudiendo al amparo del DRAE:

normal.
(Del lat. normālis).
1. adj. Dicho de una cosa: Que se halla en su estado natural.
2. adj. Que sirve de norma o regla.
3. adj. Dicho de una cosa: Que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano.

Fijémonos en las primeras tres acepciones (hay más, pero son referentes a la Geometría, y aunque estamos hablando de desviaciones éstas no son matemáticas).

Me digan ustedes si el tipo de la cresta se halla en su estado natural... bueno, bien mirado, casi. Porque está prácticamente en pelotas... ¿y qué hay más natural que eso? Lástima de las gafas, los guantes, la cresta, el colgante del cuerno, los tacones y el taparrabos, porque si no, podríamos deducir que es "normal" según su primera acepción.

Miremos la siguiente acepción: "que sirve de norma o regla". Eso ya depende del juicio de cada uno... yo, personalmente, para mis hijos, prefiero que sirva de norma o regla alguien que no tenga estas pintas. Si, ya sé que esto es discutible pero... ¿alguno de ustedes, lectores, tomaría a este personaje como norma o regla? Y ya no hablo de sus hijos... hablo de ustedes.

Claro, que la tercera acepción es la madre del cordero: "Que, por su naturaleza, forma o magnitud, se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano". Es decir, que con cambiar las normas fijadas de antemano, pues ya podemos calificar algo de "normal" sin temos a equivocarnos. Y en eso, están estos individuos, queridos amigos... en cambiar "la norma fijada" para que cualquier cosa nos parezca "normal".

Poco queda para el día en el que se corten las calles de nuestras ciudades para que cientos de hombres salgan a las vías públicas con sus mascotas enganchadas a la picha, como signo de su orgullo zoofílico y de su reivindicación de iguales. Poco queda...

Menos mal que, hasta que llegue ese día, Joaquín Sabina nos mantendrá en vilo con su poesía. Y ya hablaré de esto otro día...

miércoles, 3 de octubre de 2007

Nuestros hermanos tontos

Estimados lectores,

Hoy trataré de faltar, con el máximo rigor posible, a una de las mayores lacras de nuestra historia: la de aquellos que algunos han dado en llamar "nuestros hermanos latinoamericanos".
Los que me conocen me habrán oído comentar en alguna ocasión que, a mi juicio, la culpa de la situación actual la tiene el maldito Juan Luis Guerra: antes de que lloviera café en el campo, en nuestra vieja España a nadie le interesaba la cumbia, el merengue, la salsa ni ninguno de esos abominables estilos musicales. No. En aquel entonces nos parecía hasta exótico... "ojalá que llueva café en el campo", "quisiera ser un pez para mojar mi nariz en tu pecera".... hasta hubo españoles que siguieron el juego y cantaron bellas melodías como aquella que decía "devórame otra vez".

Pues bien, parece que nuestros "hermanos latinoamericanos" se lo tomaron en serio y, huyendo de las miserias que ellos mismos se provocaron al escindirse del reino de España, cargaron sus bártulos y se vinieron a devorarnos. Lo cierto es que yo comencé a darme cuenta ya en el año 1992, cuando el citado Juan Luis Guerra y sus infames 4:40 lanzaron como sencillo el tema "El costo de la vida". A ritmo de merengue, esta cancioncita, aparentemente inocua, ya nos culpaba a los españoles de sus desgracias. Comenzaba el rapsoda su composición de la siguiente manera:

"El costo de la vida sube otra vez
el peso que baja, ya ni se ve
y las habichuelas no se pueden comer
ni una libra de arroz, ni una cuarta de café
a nadie le importa qué piensa usted
será porque aquí no hablamos inglés"

La denuncia es de peso, pero no deja de constatar una realidad socioeconómica. Nuestros "hermanos latinos", allá en la República Dominicana natal de nuestro "ínclito" Juan Luis, se mueren de hambre y de asco. Y parece que la causa raíz es que allí no se habla inglés. Bueno... quizá si asumimos que la economía allá depende en gran parte de los estadounidenses (por medio de la DR-CAFTA) pues hasta puede comprenderse. Pero... sigamos escuchando la cancioncita de marras:
"Y la gasolina sube otra vez
el peso que baja, ya ni se ve
y la democracia no puede crecer
si la corrupción juega ajedrez
a nadie le importa qué piensa usted
será porque aquí no hablamos francés"

Mmmm... ¿francés? Ahora sí que me está perdiendo el poeta... ¿que suba la gasolina o baje el peso o que no crezca la democracia es achacable al hecho de que en la República Dominicana no se hable...francés? Veamos si la siguiente estrofa nos aclara un poco más este intriga...

"Somos un agujero
en medio del mar y el cielo
quinientos años después
una raza encendida
negra, blanca y taína
¿pero quién descubrió a quién?"

Ahora habla claro. El problema no es que allí no se hable francés ni inglés. Parece que, al fin y al cabo, no es un problema de idioma. Pero es el idioma el legado de aquellos que les "descubrieron" hace quinientos años. Ante tamaña ofensa véome obligado a responder con hechos.

Cuando Cristóbal Colón DESCUBRIÓ La Española en 1492 lo hizo con la intención que refleja la tercera acepción del verbo descubrir en el DRAE:

"3. tr. Hallar lo que estaba ignorado o escondido, principalmente tierras o mares desconocidos."

Parece que el miserable Juan Luis interpreta que le expedición española dejó su tierra "a la descubierta" (2. loc. adv. Al raso o a la inclemencia del tiempo, sin albergue ni resguardo) y que por eso ahora sufren innumerables males. O, si se lee la letra con ojos aún más retorcidos, puede que hasta se adivine cierta condescendencia a los españolitos que allá atracaron (y en este caso pueden entenderse simultáneamente las acepciones 1 y 3 del verbo atracar).

Pero vamos a ver... Juan Luis, querido y cicatero Juan Luis. Volvamos al siempre oportuno DRAE y busquemos la definición de "progreso". Encontramos dos acepciones:

progreso.
(Del lat. progressus).
1. m. Acción de ir hacia adelante.
2. m. Avance, adelanto, perfeccionamiento.

Centrémonos en la segunda, pues la primera puede llevar a error. Adelanto... perfeccionamiento. Pongamos unos ejemplos:

- Cuando los españoles llegaron a La Española calzaban zapatos. Los taínos andaban descalzos
- Cuando los españoles llegaron a La Española llevaban ropa. Los taínos iban en taparrabos
- Cuando los españoles llegaron a La Española portaban armaduras y petos de cuero. Los taínos se defendían con lanzas y cerbatanas
- Cuando los españoles llegaron a La Española construyeron casas y, claro, hubieron de destruir las chozas en las que vivían los taínos.

Y se podría seguir... pero tampoco es cuestión de aburrir a los lectores. Lo que es realmente asombroso de este asunto es pensar en el momento histórico en que...

- los españoles andaban descalzos
- los españoles iban en taparrabos
- los españoles se defendían con lanzas y cerbatanas
- los españoles vivían en chozas

¿A que fue muuuuucho tiempo antes de 1492? pero...¿quién descubrió a quién?

Esto nos hace llegar a las siguientes conclusiones:

1.- Si en mil años los indios americanos no progresaron como el resto de la humanidad, debían ser bastante tontos
2.- Si quinientos años después achacan todos sus males a la influencia de España, además de seguir siendo tontos, son unos desagradecidos
3.- Si no hubieran sido descubiertos quizá ahora mismo, en pleno siglo XXI, la gran civilización taína habría descubierto ya la escritura

Cuando alguien se atreva a aseverar que los españoles (a raíz de la conquista iniciada a finales del s. XV) destruimos varias culturas ancestrales que ya tenían conocimientos de astronomía, matemáticas y física, y hasta de arquitectura avanzada (porque construían pirámides), y que llegamos allí con la espada y la cruz, asesinando pobres indígenas, violando a sus mujeres y sustituyendo sus respetables religiones por la nuestra, reflexionen la respuesta y no la callen. Todos los avances en los campos descritos con anterioridad en la mayoría de las culturas indígenas tuvieron lugar durante los primeros diez siglos de nuestra era (según nuestro calendario). Pitágoras, Tales de Mileto, Euclídes y otros, ya habían muerto cuando los indígenas no se habían parado a pensar aún en el número cero. Las pirámides de Giza fueron erigidas más o menos en el año 2500 a.C. Tikal tuvo su apogeo después del 200 d.C, 2700 años más tarde.

Ahora, en lo que estoy absolutamente de acuerdo es en que cometimos dos errores gravísimos:

1.- Nunca debimos violar a sus mujeres, pues fruto de aquellas violaciones (e incluso de relaciones consentidas, pues los españoles somos, por natura, enamoradizos) hubieron de nacer hijos nuestros, carne de nuestras carnes, y hubimos de considerarlos como legítimos descendientes, llegando a pensar que serían españoles de aquel lado del océano, como se les denominó.

2.- Nunca debimos imponerles nuestra religión. Posiblemente hubieran seguido practicando sus sacrificios humanos y habríamos obtenido como resultado una conquista más parecida a lo que consiguieron los ingleses en norteamérica: menos indios, menos problemas.

En fin, queridos lectores. Si lo consideran oportuno pregúntense esta noche... pero... ¿quién descubrió a quién?

Yo, personalmente, se lo preguntaría a Joaquín Sabina. Pero no hoy.

lunes, 1 de octubre de 2007

Para empezar a ofender

Queridos todos

Permítanme, antes de nada, que emule (no confundir con ese famoso software de backups) a mi querido amigo elboni y comience sentando cátedra sobre algo que me es totalmente desconocido.



Corría el año 1981, cuando las Cortes Generales, un 6 de abril (el único 6 de abril que hubo de tener el citado año) aprobaron la Ley Orgánica 3/1981. Esta Ley, desarrollada posteriormente según algún Reglamento (digo yo, que no entiendo de esto), era la que todo español de bien estaba esperando desde que un 6 de diciembre de 1978 (fíjate tú, otra fecha única también para este otro año) se ratificara por mayoría la Constitución vigente. En esta última, en su artículo 54, se especificaba "Una ley orgánica regulará la institución del Defensor del Pueblo, como alto comisionado de las Cortes Generales, designado por éstas para la defensa de los derechos comprendidos en este Título, a cuyo efecto podrá supervisar la actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes Generales."



Yo, que en el año 1978 apenas sabía leer pero que ya era muy avispado, podía percibir la tensión que generó el susodicho artículo 54. "¿Qué será eso?", se preguntaba la sociedad española. "¿Algún tipo de superhéroe?", se oía comentar a las gentes del lugar... Pero las cosas de palacio siempre han ido despacio, y llegó el año 1981 y ni Ley Orgánica que describiera la novedosa institución, ni nada. Y claro, al Ejército y a la Guardia Civil siempre les ha sentado muy mal que les tomen el pelo (les animo a probarlo: sitúense cara a cara a un Guardia Civil y sáquenle la lengua mientras colocan su pulgar sobre la punta de la nariz y hacen como que están tocando la trompeta). Bueno, a lo que vamos, que era ya 1981 y ni Ley Orgánica ni nada. Total, que se lió la gorda... o casi.



Fue por eso que la reacción de las Cortes Generales no se hizo esperar: el 6 de abril se aprobó la Ley y el 7 de Mayo se publicó en el B.O.E., lo que nos ha garantizado unos cuantos años de paz y prosperidad.



El caso es que la sociedad española, que tanto había demandado la creación de esta Institución, ya podía disfrutar de ella. Y en eso estamos...



¿Y qué tiene que ver esto con esta bitácora? Dejen que les explique...



Se supone que entre las competencias del Defensor del Pueblo, se encuentra la de interponer recursos de inconstitucionalidad y amparo. No me lo invento yo, lo dice aquí.



Muy bien y... ¿qué tiene que ver esto con esta bitácora?



Seguramente nada, puesto que el que firma estas líneas no tiene ni la más remota idea de lo que es un recurso de inconstitucionalidad y amparo. Pero hay una cosa que sí que sé: me encanta ofender, faltar al respeto, insultar, vejar, escarnecer, vilipendiar, denostar y zaherir a todos, a todas y a todes aquellos, aquellas y aquelles que a mi juicio lo merezcan.



Y de eso se trata. Espero, deseo y ansío, que este humilde rincón de la red global pronto se convierta en la Cátedra del Faltismo. Sólo obedeceré a dos reglas:



1.- Ofenderé sin medida...

2.- ...razonando en todo momento los motivos de mi inquina correspondiente



A todos los que deseen colaborar, les ruego se atengan a estas mismas reglas. Sobre todo si la causa de su animadversión es mi propia persona.



Un saludo y sean todos bienvenidos y bienfaltados.



Por cierto, hoy no ofenderé a Joaquín Sabina.